MILES DAVIS EN NEWPORT: EL NACIMIENTO DEL MITO
Miles Davis había comenzado su carrera como trompetista del
quinteto del gran Charlie Parker. Contra todo pronóstico, Parker enroló en su
conjunto a este joven aprendiz, inexperto e inseguro. Pudo ser casualidad, un
capricho o la intuición de un genio, lo cierto es que su estancia al lado
de Bird, le dio seguridad y prestigio. Pero a principios de los cincuenta, Davis, tras
regresar de un viaje a Paris, se transformó en uno de tantos jazzmen
yonquis obsesionados únicamente por conseguir la dosis diaria que mantuviera
lejos el espectro de la abstinencia. Miles había caído, pero no iba a ser uno de aquellos
perdedores que acabara sus días en prisión o muerto de sobredosis en una sórdida
habitación de hotel. Su excepcional personalidad se rebeló contra ese destino fatal y a
mediados de los años cincuenta consiguió dejar la heroína con la drástica técnica
del cold turkey. Se encerró en la casa de invitados de su padre y
sencillamente dejó de pincharse. Después de algunos días infernales allí dentro
ya era un hombre nuevo. Miles había recuperado su vida, la confianza en si
mismo y estaba dispuesto a triunfar. Ya no se dejaría pisar por nadie.
Pero el
camino hacia la fama, el éxito y el dinero que ansiaba, era todavía largo. Para
empezar tenía que convencer a los dueños de los clubes y productores discográficos, de
que estaba limpio y dispuesto a cumplir sus compromisos. También estaba la
cuestión de la imagen. Davis aborrecía a buena parte de la raza blanca y no
estaba dispuesto a ser un Tío Tom que divirtiera o amenizara las fiestas de los
blancos ricos. Así, se fue labrando una seductora imagen de rebeldía e intransigencia
que rayaba la hostilidad. Guapo y elegante,
siempre bien vestido, airado y como él mismo diría, "limpio como un
hijoputa".
Y por último, anhelaba conseguir
un contrato con Columbia, el Cadillac de las discográficas. Un contrato con
Columbia era una puerta a la gloria. La productora ponía a disposición de sus
artistas los mejores estudios, músicos, productores, diseñadores, el marketing
y la promoción mas sofisticados. Ellington, Brubeck o Erroll Garner, entre
otros, formaban parte de la élite de artistas de Columbia y el glamour rodeaba
a estos músicos como a las grandes estrellas cinematográficas de la Metro o la
Paramount. Miles quería eso para él y por ello perseguía a George Avakian,
productor de Columbia.
Avakian dudaba, en primer lugar porque tal vez no confiaba en que Miles hubiera escapado definitivamente de las garras de la droga. Columbia no se podía permitir contratar a un yonqui. Pero además, Miles estaba todavía ligado contractualmente con la discográfica Prestige de Bob Weinstock. Un productora de segunda fila, pero que le permitió sobrevivir en los años más duros de su adicción. Es cierto que Miles en su autobiografía cuenta la historia al revés y relata como George Avakian le perseguía para firmar con él a toda costa. Pero sabiendo lo fanfarrón y jactancioso que fue Davis toda su vida, daremos credibilidad a la más sosegada versión de Avakian, que cuenta como, cada vez que veía a Davis, éste le pedía "sign me up".
Avakian dudaba, en primer lugar porque tal vez no confiaba en que Miles hubiera escapado definitivamente de las garras de la droga. Columbia no se podía permitir contratar a un yonqui. Pero además, Miles estaba todavía ligado contractualmente con la discográfica Prestige de Bob Weinstock. Un productora de segunda fila, pero que le permitió sobrevivir en los años más duros de su adicción. Es cierto que Miles en su autobiografía cuenta la historia al revés y relata como George Avakian le perseguía para firmar con él a toda costa. Pero sabiendo lo fanfarrón y jactancioso que fue Davis toda su vida, daremos credibilidad a la más sosegada versión de Avakian, que cuenta como, cada vez que veía a Davis, éste le pedía "sign me up".
Fue el 17 de julio de 1955. Un domingo de
verano en la localidad de Newport, durante su prestigioso festival de Jazz. Avakian
se encontraba allí con su hermano Aram, disfrutando de la música de algunos de
los grandes invitados de aquella noche, Dave Brubeck y Count Basie. Entre ambos
conciertos se había programado una breve sesión all-stars con algunas figuras
del jazz "moderno": Thelonious Monk, Gerry Mulligan, Zoot Sims, Percy
Heath y Connie Kay. Miles Davis, que andaba por allí, se unió a ellos y uno de
los temas que interpretaron fue la icónica balada de Monk, 'Round
Midnight. El impacto del solo de
Miles, sobre el público y
en especial sobre Avakian, fue definitivo. A mitad de la pieza, Aram se aproximo
a su hermano y le dijo al oido: contrátale ahora. Y así fue. Para el mes de
octubre de ese mismo año, Miles ya estaba grabando para Columbia, incluso antes
de la finalización de su contrato con Prestige. Con aquellos primeros temas, se
publicó el álbum 'Round About Midnight, el comienzo de una larga
relación artística y comercial entre Miles y Columbia. Tal vez la más fructífera e influyente de toda la historia del jazz. El resto ya es historia… Por fortuna The Voice Of America, grabó aquel histórico momento y su registro
nos permite regresar una y otra vez a aquella cálida noche de Newport, en la
que nació un mito.
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