ANTONIO CARLOS JOBIM: LAS GRABACIONES CTI
En el período comprendido entre
Mayo de 1.967 y el mismo mes de 1.970, el compositor brasileño Antonio Carlos Jobim graba para la
discográfica del productor Creed Taylor, inicialmente ligada a A&M, tres discos de extraordinaria calidad. Se trata de
las grabaciones más jazzísticas de la carrera de Jobim; discos esencialmente
instrumentales, todos ellos con la clara impronta de las grabaciones CTI:
una sonoridad cálida, deliciosa, con sutiles arreglos orquestales y la
participación de algunos de los mejores solistas de jazz y músicos de estudio
del momento. Los arreglistas, Claus Ogerman y Eumir Deodato, fueron los
seleccionados para los discos de Jobim. Por otra parte, la perfecta acústica de
la grabación lograda por el mítico ingeniero de sonido Rudy Van Gelder, fue
también una de las características esenciales de estos registros.
Tom Jobim
Si en este
marco, capaz de lograr notables grabaciones con un material mediocre (como
quedó demostrado en mas de una ocasión), introducimos el lienzo de magníficas
melodías del maestro Jobim, el resultado es fácilmente imaginable: lirismo,
atmósferas evocadoras, ritmos cálidos, texturas etéreas y refrescantes.
La primera de las grabaciones
para CTI es Wave, registrada en 1.967. Los arreglos de Claus Ogerman son
frescos, ligeros y románticos. Cuerdas y flautas envuelven el piano de Jobim,
siempre escueto y contenido. A la guitarrra, el propio Jobim proporciona el
acompañamiento rítimico y armónico que caracteriza a la bossa nova. Por lo
demás, músicos americanos, salvo la percusión que queda en manos de Dom Um Romao. El disco se abre con la composición de su mismo nombre, Wave, que se convirtió
en un estándar interpretado infinidad de veces por músicos de Jazz. Triste es
otro de los temas del álbum que es hoy un clásico. Diálogo nos muestra un lírico
flirteo musical entre el trombón de Urbie Green y la flauta de Romeo Penque.
Jobim y Claus Ogerman
Lamento es la única pieza vocal
del disco, con letra de Vinicius de Moraes, figura única de la música brasileña
con el que Jobim compartió algunos años de fructífera parceria. Captain
Bacardi es la pieza mas rítmica de la grabación. El romanticismo queda aparcado
en esta composición de raíces mas populares que pone fin a la grabación. Otros
temas del disco son The Red Blouse, Look to the Sky, Batidinha, Mojave o Antigua,
todos ellas fabulosas melodías del maestro que forman parte del patrimonio de
la música brasileña y del Jazz americano.
En la segunda de las grabaciones Tide,
los arreglos corrieron a cargo del compositor y arreglista brasileño, Eumir
Deodato. El ambiente es distinto, más brasileño, sin ese entorno mágico e intemporal
que proporcionaron a Wave los arreglos de Claus Ogerman. Todo ello se pone especialmente de manifiesto
en los arreglos de metales y cañas y en el tratamiento percusivo de los temas.
El cambio de ambiente es inmediatamente apreciable en la primera pieza del
album, la histórica Garota de Ipanema que se beneficia de un planteamiento
menos frío y despasionado de lo que, hasta el momento, era habitual. Otra
novedad es la intervención en la grabación del multi-instrumentista brasileño Hermeto
Pascoal, que podemos escuchar a la flauta en la composición Tema Jazz.
El disco nos ofrece asimismo el
privilegio de escuchar al saxofonista y flautista Joe Farrell, en el único tema
cuya autoría no corresponde a Jobim. Se trata de la composición de Pixiguinha,
Carinhoso. El tema que da nombre al álbum, Tide, esta basado en la secuencia
armónica de Wave y es la mejor ocasión de comprobar el abismo que separa las
concepciones musicales de Ogerman y Deodato, tal vez, mas tangible y pasional
que Ogerman. Por lo demás, en los temas citados y en el resto de la grabación
podremos escuchar a Jobim al piano, tanto acústico como eléctrico, y a la guitarra.
Stone Flower, se grabó también en
1970, un mes antes que Tide, en un momento en que la discográfica de Creed
Taylor se independizaba por completo de A&M, de la que dependía hasta
entonces. Los arreglos corren nuevamente a cargo de Deodato, y en este caso,
son decisivos para el resultado final del álbum que es, sin duda el más
interesante de los tres que venimos comentando. De hecho puede ser
considerado el punto de partida del alejamiento de Jobim de la bossa nova pura
y el comienzo en la experimentación de nuevos ritmos y nuevas estructuras
musicales. Así, Jobim explora en algunos de los temas, las raíces mas populares
de la música brasileña, como en el caso de Stone Flower, composición
melódicamente abstracta y rítmicamente compleja, que ha sido interpretada por
diversos músicos del jazz norteamericano.
Sabiá es un tema compuesto por
Jobim y por el incondicional amigo y parceiro del maestro, Chico Buarque de
Hollanda. Se trata de una bellísima y misteriosa melodía, que en 1.967 recibió
un polémico premio en el III Festival de la Canción celebrado en Rio de
Janeiro. Otras canciones inolvidables, convertidas hoy en clásicos son Tereza
my Love (dedicado a su primera esposa), Children Games (Chovendo na Roseira en
su versión brasileña), Amparo o Andorinha. Jobim nuevamente sorprende en el
tema God and the Devil in the Land of the Sun, lleno de energía y fuerza
percusiva, totalmente alejado de las estructuras de la bossa nova con un
explosivo solo de Farrell al saxo soprano, pletórico de aires de libertad y
atonalidad que tan extraños y apasionantes resultan en un registro del
compositor de Desafinado.
El álbum finaliza con una larga versión del Brazil
de Barroso, interpretada por Jobim al piano eléctrico y voz, únicamente con el
acompañamiento de Joao Palma a la batería, Airto Moreira a la percusión y Ron
Carter al bajo. A primera vista, puede parecer un simple y fácil relleno para
completar la duración deseada para el disco, pero una audición más atenta nos
hace comprender de inmediato que se trata de un inigualable ejemplo del arte de
las pocas palabras que en la técnica pianística caracterizó a Jobim. El ritmo
de samba que de forma obsesiva mantienen los percusionistas y el piano de
Jobim, sumerge progresivamente al oyente en una placentera abstracción de la
que a duras penas, el final del tema y el comienzo del siguiente, consiguen
sustraerle. La reedición de Sony Legacy en disco compacto, nos obsequia con una
toma alternativa de este tema, con la adición de acompañamiento orquestal, que
de ningún modo consigue mejorar la toma originalmente incluida en el vinilo.
Hasta aquí llega nuestro recorrido por estas grabaciones que constituyen, si no las obras completas, sí
una parte muy importante de la obra instrumental grabada por Antonio Carlos
Jobim cuya audición es indispensable para el descubrimiento de este genial músico
que, aunque algunos decían que tocaba una sola nota y cantaba desafinado, es,
sin duda un genio de la música del siglo XX.
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