ADIÓS A ROY HARGROVE
Hoy decimos adiós al trompetista Roy Hargrove que ha fallecido en
Nueva York a la temprana edad de 49 años, de un ataque cardíaco. Con él muere uno de
los más ilustres representantes de la llamada generación de los Young Lions,
que desde finales de la década de los ochenta, y
siguiendo la estela del también trompetista Wynton Marsalis, protagonizaron un exitoso retorno al jazz acústico, al hard bop de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, lo que les valió
la crítica de muchos que consideraron el movimiento como comercial y
continuista.
De todos aquellos magníficos músicos que abanderaron el controvertido movimiento, Roy Hargrove destacó por sus especiales
cualidades, su formidable técnica, su hermoso y brillante sonido, heredero esencialmente del de ese coloso del jazz moderno que fue el trompetista Lee Morgan, así como por su lirismo y su indudable genio como compositor
de temas seductores, muchos de ellos en registros modales que nos lo muestran como un músico no tan convencional como pudiera creerse.
Tras atraer la atención del público con sus sus primeros álbumes
para Novus, fichó por Verve Records, que le situó en lo más alto en prestigio
y fama, dentro del universo jazzístico del momento, con un rutilante debut al
lado algunos de los más grandes saxos tenores del jazz moderno, en el álbum "With The Tenors Of Our Time", al
que siguieron otros, como su homenaje a Charlie Parker en el álbum
"Parker's Mood" o su disco de baladas "Moment To Moment".
Sin embargo, nadie podrá acusar a Hargrove de haber
permanecido ajeno a la música de su época, pues junto a grabaciones claramente alineadas en la estela del hard bop acústico tradicional, protagonizó con su grup Rh Factor, una pionera aproximación al
mundo del hip-hop, del soul y de los ritmos urbanos contemporáneos,
llegando a grabar tres álbumes con esta banda.
Pero los años de gloria para estos jóvenes leones, llegaba a
su fin. El efímero tirón comercial del movimiento se extinguía y con él los
contratos y las grabaciones. Los últimos registros de Hargrove, "Ear
Food" (2008) y "Emergence" (2009), nos lo muestran como un músico maduro,
inspirado y elegante, ofreciendo alguno de los sonidos acústicos más hermosos
que haya ofrecido el jazz grabado en los últimos años. Una música que, sin embargo,
veía cada vez mas reducido su público y por tanto, su rendimiento económico.
Con ello llegaron los últimos diez años de su vida, ya alejado
de los focos de la fama y el éxito que le fueron arrebatados con la misma celeridad
con la que llegaron, en ese cruel e implacable juego de las grandes
corporaciones discográficas.
Y si bien Hargrove y toda su generación personificaron, en
su día, la esperanza de un renacimiento, de un futuro comercial para el jazz,
su muerte, de alguna manera, representa el fin de aquel sueño efímero. Su música,
sin embargo, queda entre nosotros atestiguando su indudable valor, su
vigencia, porque así es el jazz, nunca muere.
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